Como muchos de vosotros ya conocéis como padres, la gastroenteritis es una enfermedad muy frecuente en la infancia. Nuestros hijos suelen pasar por ella más a menudo de lo que nos gustaría y a veces nos sentimos impotentes al ver a nuestros pequeños tan frágiles, sin saber qué hacer y qué darles de comer para combatirla lo más rápido posible y evitar la deshidratación.
La gastroenteritis es una infección que implica la inflamación del estómago y del intestino. Los responsables de su desarrollo son microbios contaminantes que acceden al organismo por vía oral. Se presenta en la mayoría de casos con síntomas como náuseas, vómitos, fiebre, dolor abdominal y diarrea. Es una enfermedad muy contagiosa, así que mejor evitar que nuestro pequeño salga de casa durante los días de pasa.
Existen muchos mitos erróneos relativos a la alimentación del niño cuando sufre esta enfermedad. Todo el mundo opina sobre qué alimentos son o no aconsejables. Por ello, a menudo nos encontramos con dietas monótonas, aburridas y poco atractivas que provocan el paso a la alimentación normal antes de tiempo, con la consiguiente recaída.
El reposo y una dieta líquida son las claves para que la gastroenteritis remita. Lo primero que debemos hacer es ofrecer a nuestros hijos una dieta líquida para ayudar a eliminar los gérmenes del cuerpo y, al mismo tiempo, prevenir la deshidratación. Una vez pasadas entre 6 y 12 horas debemos reiniciar la alimentación con una dieta especial astringente pero rica en nutrientes mientras duren los síntomas de diarrea y vómitos. Una vez normalizadas las deposiciones pasa a su dieta habitual de forma progresiva en los siguientes dos a tres días.
El peligro de la diarrea que más tememos los padres es la deshidratación, ya que el organismo del niño pierde demasiado líquido (agua y electrolitos). Los signos de deshidratación en niños incluyen:
- Sequedad de boca y lengua con voracidad para el agua
- Falta de lágrimas en el llanto
- Pañales no humedecidos después de 4 o más horas
- Abdomen, ojos y mejillas hundidos
- Fiebre alta
- Apatía o irritabilidad
- Piel que no se aplana al elevarla y soltarla: la piel está pastosa y al pellizcarle se queda marcado el pliegue
- En los lactantes pequeños la fontanela (parte superior de la cabeza que no tiene hueso) está deprimida
- El pulso puede ser rápido y débil y la piel estar fría (en deshidrataciones graves)
¿Qué alimentos debemos evitar mientras dura el proceso?
Hay alimentos que debemos eliminar de inmediato de la dieta de nuestro pequeño en el momento que empiece con los primeros síntomas. La leche líquida (salvo la leche materna, de la que se aconseja aumentar las tomas para suplir las pérdidas), el yogur, el queso fresco, zumos envasados, zumo de naranja o de tomate (aunque sean naturales), alimentos con mucha fibra (frutas y verduras crudas, legumbres) y dulces.
Alimentos aconsejables
Los alimentos que se aconsejan durante estos episodios y que podéis combinar de manera atractiva para abrir el apetito de nuestros pequeños son:
- Yogur con bifidobacterias
- Biscotes con membrillo
- Pan tostado con jamón cocido
- Arroz hervido
- Patatas y zanahoria hervida
- Pollo hervido sin piel
- Merluza cocida
- Rape al vapor
- Lenguado a la plancha
- Manzana rallada
- Zumo de manzana
- Plátano maduro
- Sopa de pasta
- Compota de pera
- Pavo a la plancha
- Galletas María
Con una dieta suave y adecuada la mayoría de gastroenteritis remitirán en pocos días.