¿Cuál te conviene?
Ambos te protegen del sol, pero deberás decantarte por uno u otro en función de tu tipo de piel y de tus preferencias. Descubre sus características y elige el mejor para ti.
Con idéntico factor de protección solar, lo que conocemos por SPF, tanto la crema como el aceite solar te protegen con la misma seguridad ante las quemaduras. Por tanto, a la hora de elegir una u otro debes tener en cuenta las peculiaridades de tu piel y la comodidad que cada producto ofrezca para ti.
Así condiciona la textura
El aceite es más fácil de aplicar que la crema, puesto que su base es oleosa. Esto permite crear una barrera emoliente que no deja que el agua se evapore, por lo que la dermis cuenta con ese factor humectante que puede resultar agradable para muchas personas, sobre todo si tienen la piel seca. Para otras, sin embargo, especialmente
si su dermis es grasa o con tendencia al acné, no resulta una textura adecuada.
Por su parte, la crema, aunque es más ligera por sus excipientes, es más difícil de extender y deja sobre la piel una capa más gruesa. Para algunas personas esto implica
una mayor sensación de seguridad al tener presente las partes del cuerpo por las que se ha aplicado. Además, contiene agentes hidratantes que actúan junto con los protectores para cuidar la dermis y aportarle agua. La textura también condiciona el tiempo de duración del producto, puesto que el aceite solar precisa de más cantidad, mientras que la crema cunde más al necesitarse menos cantidad para cubrir las mismas zonas.
Si se combinan ambas modalidades de protección, la crema se puede aplicar sobre el rostro y el aceite sobre el tronco, los brazos y las piernas.
Piel oscura o clara
El fototipo también puede influir en la elección entre crema y aceite. Estos últimos suelen facilitar el bronceado al incluir en su composición extractos vegetales como los carotenoides, que tienen específicamente esa función. Por este motivo, su factor de protección suele ser más bajo que el de las cremas. Para pieles más oscuras (del fototipo III en adelante) puede ser un producto adecuado. Sin embargo, para las más claras (fototipo I, II e incluso III), que necesitan de una protección más intensa, pues se queman enseguida, habría que optar por una crema que ofreciera un SPF mucho más alto. En este caso no se potencia el bronceado sino que el producto actúa frenando las posibles quemaduras por el sol.