Con asertividad se nace, pero esta también se hace. Por eso, podemos educar a nuestros hijos para que sean más asertivos, lo que les ayudará a resolver con eficacia sus problemas.
Miguel tiene cuatro años y un niño le ha tirado del pelo. Se vuele hacia él y le dice: «No me gusta que me tires del pelo, así no seré tu amigo»; después, sigue jugando. Sancho tiene cinco años y una niña le ha quitado su pala en el parque. Corre detrás de ella, coge una rabieta y le tira tierra encima. Miguel sabe ser asertivo, y Sancho aún no.
La asertividad ayuda «a saber gestionar las emociones; es un estado de equilibrio en el que conseguimos racionalizar, aunque haya una demanda de explotar emocionalmente», explica Gabriel Pozuelo, psicólogo y director del centro Mi Psicólogo Madrid.
¿Qué factores intervienen en la asertividad?
Hay niños que son muy asertivos desde pequeños, y otros a los que les cuesta más adquirir esta habilidad. «A mayor inteligencia emocional, mayor asertividad, y muchas veces esa inteligencia emocional no es aprendida, sino más bien innata», destaca el especialista. ¿Qué otros elementos se relacionan con ella? La autoestima es uno de los más importantes. «Una manera muy sencilla de mejorar la autoestima es ser asertivos, marcar a los demás cuando nos hacen daño o saber expresar nuestra opinión y nuestros deseos. Esto hace que nos reafirmemos, lo que implica ganar seguridad y que seamos, a la vez, más asertivos. Es un círculo vicioso positivo», explica Gabriel Pozuelo.
Aprender observando
Ya sabemos que a ser asertivos también se aprende. ¿Cuál es la mejor forma de enseñar a un niño a serlo? «Con los niños funciona muy bien el aprendizaje por observación. Podemos enseñar a ser asertivos siéndolo nosotros mismos. Si hay que advertir al niño de que un comportamiento no está bien, siempre hay que darle una alternativa que queremos que haga», detalla el psicólogo. Con las palabras sucede lo mismo: «Es muy común responder: “eso no lo puedes decir”. Pero es muy frecuente que no ayudemos a encontrar las palabras adecuadas para expresar realmente lo que quieren en ese momento».
¿Y con los adolescentes?
Si hay una etapa de tira y afloja y negociaciones familiares, es la adolescencia. En este caso, la asertividad puede ser una muy buena aliada tanto para los padres como para sus hijos adolescentes. Así lo explica el experto del centro Mi Psicólogo Madrid: «Si el adolescente pide una hora de llegada y nos negamos rotundamente, nadie está siendo asertivo. La asertividad consistiría en saber por qué quiere llegar más tarde, escucharle, que nos dé razones, exponerle nosotros nuestras objeciones y seguir dialogando de manera tranquila. Debemos intervenir en las conductas no asertivas y enseñarles con nuestro comportamiento la manera asertiva de resolver el conflicto. Es muy útil poner ejemplos o generar discusiones o debates para enseñarles».
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