Una alimentación adecuada y unos buenos hábitos pueden ayudarte a sobrellevar bajas temperaturas y evitar los temidos resfriados. Con estos consejos que te traemos hoy te ayudaremos a protegerte del temido frío.
La llegada del frío puede afectarnos de manera muy negativa si no estamos preparados convenientemente. Virus, catarros, infecciones… aguardan el momento para pillarnos desprevenidos y dejarnos KO por unos cuantos días.
Nuestra piel, nuestras articulaciones o nuestro estómago sufren especialmente cuando la climatología es tan adversa y no les hemos dado el cuidado que merecen.
Cuando salgas a la calle
Si es posible, debes evitar permanecer en el exterior en las horas con mayor exposición al frío: a primera hora de la mañana y a última de la noche. Además de la garganta –que has de proteger e hidratar con mayor frecuencia– una de las partes de tu cuerpo que más sufre con las bajas temperaturas son las articulaciones (especialmente, en personas con artritis y artrosis).
Procura consumir productos que faciliten la eliminación de líquidos y toxinas, como, por ejemplo, el té, y hazte con unos calentadores y prendas de compresión que te ayuden a mantener el calor corporal.
Protege adecuadamente tu cuerpo
Las prendas confeccionadas con fibras naturales (lana de oveja, cabra o alpaca) están especialmente concebidas para preservar el calor corporal y aislar el frío y la humedad. Ten en cuenta que, en cambio, el tejido vaquero se humedece con facilidad y enfría la piel.
Por otro lado, las prendas ajustadas exponen más el cuerpo al frío ambiental. Conviene que sean lo suficientemente holgadas como para que el aire pueda circular entre la piel y la ropa, lo que hace que actúen como aislante.
En el caso de los pies, apuesta por calcetines de materiales orgánicos (lanas y algodones) para aislarlos del medio y darles confort.
Las verduras de hoja verde, tus aliadas
Conviene beber agua, de litro a litro y medio al día para que el cuerpo esté bien hidratado. No te olvides de que a los virus les encantan las mucosas secas.
El exceso de glúcidos refinados (dulces, galletas, pan), además de formar mucosidades, disminuye la capacidad inmunitaria (la glucosa y la vitamina C compiten para ser asimiladas).
Consume frutas de temporada como el caqui, que contiene una alta proporción de antioxidantes, o la chirimoya, cuyas propiedades ayudan a mantener la piel y los huesos sanos. Y elige verduras de hoja verde, como las coles, las acelgas o el brócoli, que son ricas en vitamina C.
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