Las Galletas, un capricho dulce que siempre es una buena idea, ya que nos aporta energía y felicidad a partes iguales, motivo más que suficiente para tener en casa una buena variedad de ellas.
Ya sea para acompañar el café de la mañana o para disfrutar como un capricho a media tarde, las galletas tienen el poder de alegrarnos el día con cada bocado. Dulces, crujientes y siempre listas para que les hinques el diente. Desde la infancia, nos han acompañado en momentos de celebración, en nuestras pausas diarias y en tardes de invierno junto a una taza de leche caliente, o de chocolate, en los días especiales. Estas pequeñas delicias son, sin duda, el símbolo perfecto de esos momentos de felicidad cotidiana que todos necesitamos.
Una larga tradición
Las galletas no son solo un capricho dulce, sino que están profundamente arraigadas en las tradiciones culturales de muchas sociedades. Desde las crujientes galletas de jengibre que inundan los hogares europeos en Navidad hasta las emblemáticas galletas de la fortuna chinas, cada bocado tiene su historia. En nuestro país, las galletas tienen una historia mucho más cotidiana y forman parte del día a día de muchísimas familias desde hace generaciones. Cada región de España tiene su propia versión de la galleta más tradicional, pero en todos los hogares hay una caja de galletas a la que recurrir en cualquier momento.
Una para cada ocasión
Disponer de esta gran variedad de galletas es una suerte para poder elegir en cada momento la que nos pide el cuerpo. Hay quienes no salen de las más clásicas y tradicionales, las sencillas de toda la vida, pero también hay quienes añaden un plus, ya sea buscando ingredientes más saludables, como la avena, o aportando un extra de sabor con pepitas de chocolate o relleno de nata. Bocados perfectos para esos momentos de capricho, de compartir y de celebrar, aunque sea algo tan sencillo como el ver a toda la familia reunida en una cocina.
Siempre listas
En un mundo donde el ritmo de vida se acelera y ya no es posible hornear en casa cada día, las galletas que encontramos en los lineales se han consolidado como una opción fácil y rápida para cualquier momento del día. Gracias a su larga vida útil y su presentación en prácticos envases individuales o familiares, las galletas pueden acompañarnos en el trabajo, el colegio o en nuestras excursiones, listas para disfrutar en cualquier lugar y momento sin perder ni sus cualidades ni su sabor.
La mejor opción de galletas
Cada día vivimos más deprisa, pero también más preocupados por nuestra salud y las galletas están en el punto de mira cuando se habla de alimentos procesados. Para quedarte con la mejor opción, es aconsejable mirar con detenimiento los ingredientes, sobre todo la cantidad de azúcar y tipo de grasas con las que han sido elaboradas. En lo más alto de la lista, podemos encontrar las elaboradas con aceite de girasol alto oleico. Si en la etiqueta ves escrito ‘aceite de palma’, intenta que este tenga el sello RSPO, que significa que procede de una plantación sostenible. Se trata de una iniciativa que trabaja con comunidades para lograr tratos justos y prácticas sostenibles.
¿Sabías que…?
Si existiese el verdadero monstruo de las galletas (aquel personaje azul y ojos grandes de Barrio Sésamo que comía galletas de forma compulsiva), viviría en Estados Unidos. ¿El motivo? Es el país con el mayor consumo de galletas por habitante. Las últimas cifras apuntan a unos 18 kilos de galletas por persona y año. Una cifra muy superior a la que tenemos aquí, que no llega a los 5 kilos. En nuestro país, el consumo es estable y los gustos muy predecibles. Los adultos siguen eligiendo galletas sencillas, mientras que son los jóvenes los que se derriten por las versiones con chocolate, rellenas o con variedad de formas y formatos. Todas ellas irresistibles para quien las tiene delante.
Una gran y sabrosa variedad de galletas
La variedad de galletas que se puede encontrar en el lineal del supermercado es cada día mayor. Eso sí, las clásicas siempre tienen su espacio reservado. Las tipo maría nunca faltan, aunque ahora estén acompañadas de sus versiones chocolateada o integral, para adaptarse tanto a los más golosos como a quienes prefieren las versiones de grano entero. Y, junto a este clásico, destacan las opciones más trabajadas y, para muchos, las más apetecibles, esas acompañadas de chocolate. Los también clásicos barquillos, tanto rellenos de nata como de cacao, son ligeros y sabrosos, mientras que las tipo cookies, con sus pepitas de chocolate, son un capricho al que cuesta mucho mucho mucho resistirse. Y, ciertamente, ¿por qué no darse un buen capricho?