Nuestras plantas parecen sentir la aproximación de la primavera mucho antes que nosotros. En pocos días observamos cambios que nos alertan que el cambio de estación ya está presente. Por ello, observarlas nos ayudará a entenderlas y a descubrir qué cuidados necesitan en esta época del año que, como en casi todo, es época de renacimiento.
Una de las primeras cosas que necesitan es un incremento de agua. A medida que aumentan las horas de luz natural y la temperatura asciende, las plantas producen elementos nutritivos de forma más activa y evaporaran más agua a través de las hojas, por lo que debe incrementarse en esta época la cantidad de agua. Aunque hay que tener mucho cuidado de no saturarlas, incrementando el riego gradualmente.
El crecimiento de una planta en primavera requiere la incorporación de elementos nutritivos que colaboren al desarrollo de la planta. Sea cual sea el tipo de fertilizante que se utilice, siempre se debe proporcionar menos al principio de la primavera. No se debe aplicar la cantidad recomendada en la etiqueta del producto durante las primeras semanas, sino la mitad o la tercera parte, haciéndolo de forma diluida. Es importante no abonar cuando el sustrato esté demasiado seco.
Hacia mediados y finales de la estación es el momento ideal para el trasplante de la mayoría de ejemplares. Pero es mejor no hacerlo apresuradamente porque se corre el riesgo de estropearlas. Las plantas que aún se encuentran en estado de relativo letargo, después del descanso invernal, no deben ser trasplantadas hasta que hayan entrado en el periodo de crecimiento activo, ya que el estrés producido por un trasplante realizado en un momento inoportuno podría dañarlas seriamente. Es fácil de determinar si una planta necesita un trasplante, sólo hay que mirar las raíces: si tienen el pabellón compacto, apretado o asoman las raíces por los agujeros de drenaje necesitan un cambio urgente.
Durante la primavera es el mejor momento para prevenir de manera eficaz la presencia de plagas. Una buena medida es vigilar de cerca frecuentemente las yemas, nuevos brotes y capullos de todos y cada uno de los ejemplares que tengamos en macetas. Para evitar que cualquier plaga se propague a las plantas vecinas, en cuanto se detecte la presencia de alguna hay que pulverizar todo el ejemplar con agua jabonosa una vez al día.
Y, como no, no podemos olvidarnos de podarlas. El mantenimiento y la poda regular de las plantas es muy beneficioso para ellas porque las ayuda a conservarse sanas y fuertes. Generalmente, los árboles, arbustos y plantas trepadoras que florecen en verano se podan a principios de primavera. Es importante hacerlo porque los brotes que no son podados quitan energía a la planta y se vuelven más vulnerables a las plagas que atacan a las plantas. Además, los nuevos brotes crecerán más fuertes, más vitales y también más rápido. Si las hojas de las plantas ya están marchitas es porque te están avisando que tardaste mucho en podarlas. No dudes en hacerlo en cuanto detectes este síntoma.