La capacidad de escuchar y entender al otro, aunque no compartamos sus ideas, está íntimamente relacionada a la cualidad de ayudar. Averigua cómo mejorar tus relaciones personales gracias a la importancia de la empatía.
Las personas empáticas intentan comprender las emociones y los sentimientos de los demás, procurando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente el otro individuo. Saben escuchar a los demás, entendiendo sus emociones y sus problemas. Si Ortega y Gasset ya afirmaba “Yo soy yo y mis circunstancias”, parece más fácil de entender que tu interlocutor piensa y actúa como lo hace por más motivos que solo por su personalidad. Esta característica es una actitud positiva que permite establecer relaciones saludables generando una mejor convivencia entre las personas. Tal y como nos explica Daniel Borrell, psicólogo del gabinete barcelonés Quantum, “la empatía se da cuando somos capaces de entender al otro, sus reacciones y pensamientos… a pesar de que seamos muy diferentes y que nuestra manera de pensar pueda ser, incluso, la contraria”
Simpatía no es empatía
No debemos confundir empatía con simpatía. Si estás de acuerdo con el pensamiento del otro, si el otro piensa igual o parecido a ti y tiene los mismos valores, eso no es empatía: es simpatía. ”Un ejemplo extremo pero clarificador sería el de una mujer que odia a todos los hombres. Parece que es demasiado radical, pero si, después, sabemos que la violaron en el pasado, comprenderemos mejor por qué piensa y actúa de la forma que lo hace.
Descubre las ventajas de la empatía
El psicólogo Daniel Borrell nos explica las virtudes de esta forma de actuar:
Puedes entender la realidad, aun cuando no la compartas. Es decir, puedes llegar a comprender una opinión o actitud completamente diferente a lo que tú piensas, algo que se salga de tus esquemas o creencias.
Serás menos crítica. En el sentido de que una persona empática no alimenta la queja, puede comprender mejor la situación y contará con más información que una persona que no lo es.
La empatía te acerca a las personas y, con ella, ves que, en el fondo, no somos tan diferentes.
Los inconvenientes de la empatía
Que haberlos, también haylos…
Debes renunciar a tener razón, reconociendo que, quizá, tu verdad no sea la mejor de todas. Pero, al hacerlo, también pierdes poder y dominio.
Una persona más empática puede ser más influenciable y, en casos agudos, incluso puede ser fácil de manipular o de sufrir abusos.
Requiere un esfuerzo. Ser empático exige tiempo e interés. Con todo, esta capacidad es indispensable para la convivencia: te hará más humana y generosa. Y es que, como nos dice el psicólogo de Quantum, “la empatía es una cualidad de la inteligencia emocional por la que seríamos capaces de ponernos en los zapatos del otro y hacer su camino”.
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