¿Estás pensando en incorporar alguna mascota en tu hogar? Es una decisión muy importante que tiene muchas implicaciones para todos los integrantes.
«Quiero un perro, por favor, por favor”. La insistencia de los hijos es uno de los motivos principales por los que una mascota se incorpore a la familia. Es muy habitual que los padres cedan ante la presión infantil, persuadidos por el compromiso expresado por los niños de que la cuidarán ellos mismos. Sin embargo, la realidad suele ser otra, y son los propios padres los que acaban haciéndose cargo de la mascota casi siempre.
¿Está preparado?
Tener una mascota es una gran responsabilidad que los niños más pequeños no aciertan a entender. Lo primero antes de adquirir o adoptar una es plantearse seriamente si el niño está preparado. Según la Academia Americana de Pediatría, los menores de cinco o seis años ven a las mascotas como un juguete, por lo que no tendrían aún la madurez para hacerse cargo de ellas. Es más, en muchas ocasiones, su juego puede molestar al animal y provocar alguna mordedura. A partir de los seis años, en la mayoría de los casos, los niños ya pueden asumir lo que representa cuidar de una mascota. No obstante, los responsables últimos de los cuidados y las atenciones sobre el animal seguirán siendo los adultos, que deben supervisar siempre al menor.
Al margen de la edad del niño, hay que tener en cuenta otros factores a la hora de tener un animal en casa, como las dimensiones de la misma, el importe económico que hay que destinar, tanto en alimentación como en servicios veterinarios, qué pasará en los viajes familiares, cuánto tiempo precisa de dedicación cada día, qué raza es la más adecuada…
Repartir tareas
El contacto directo con los animales tiene muchos beneficios para los más pequeños, pues aprenden a ser más sociables, a mostrar su afectividad, a respetar, a ser más responsables… Pero la responsabilidad hacia los animales hay que trabajarla. Así, es conveniente confeccionar una lista pormenorizada de todos los cuidados que exigirá el animal y repartirlos según la edad de los niños. Además, hay que fijar desde el principio lo que se permite y no a la mascota (estar dentro de casa, pasar al dormitorio…) para que la convivencia sea mejor para todos. El niño debe entender que se trata de un compromiso para siempre. El abandono de animales, además de estar prohibido por ley, es un pésimo ejemplo en su educación. Hay que asumir que el animal pertenece a la familia y que merece ser respetado y atendido igualmente cuando deje de ser un cachorro y crezca.
Evitar el abandono de animales
En el año 2018 se abandonaron en España más de 138.000 perros y gatos, según un estudio de la Fundación Affinity. Esta cifra aumenta aún más si incluimos a roedores, pájaros, peces…, que también sufren abandono. Para evitarlo, tanto a medio como a largo plazo, esta Fundación plantea cinco pautas: la primera es reflexionar bien antes de que el animal llegue a la familia; la segunda es esterilizarlo para no tener camadas que no se puedan atender; la tercera es identificarlo por si se pierde fuera de casa; la cuarta es educarlo para mejorar su comportamiento, y la quinta, optar por la adopción de animales abandonados.