Ese sobrenombre, que recibe la catedral dedicada a San Antolín, puede extenderse a toda la provincia, ya que esconde algunos interesantes tesoros poco conocidos. Palencia posee un gran patrimonio, en el que destacan algunos edificios gracias a su restauración, teniendo así un nuevo uso que en ocasiones sorprende a sus visitantes.
Sabor palentino
Una parte importante de la esencia de una tierra se encuentra en su gastronomía. Los platos palentinos son contundentes y llenos de sabor, como el lechazo churro, asado al horno de leña, y algunas versiones de platos tradicionales, como la menestra palentina, en la que las verduras van rebozadas y se suele acompañar de carne, o su morcilla, elaborada con cebolla horcal, algo más dulce que el resto. Solo el darse un buen homenaje y descubrir esta gastronomía es un buen motivo para hacer las maletas y escaparse a una de las provincias menos conocidas de Castilla y León. Pero hay muchos más, como su amplio patrimonio y sus bellos paisajes.
Primera parada
Palencia capital es una ciudad pequeña y fácil de recorrer, lo que ayuda a la hora de conocer sus lugares más emblemáticos. A la cabeza, su catedral, dedicada a San Antolín y conocida como ‘la bella desconocida’. Se trata de un templo muy particular, ya que en él podemos apreciar diferentes estilos arquitectónicos. Esto es debido a que se tardó más de dos siglos en construirse. Así, comenzó cuando el románico era el estilo predominante, más aún en esta zona, y se terminó cuando el Renacimiento empezaba a dar sus primeros pasos. Otra particularidad destacable es que tiene cinco puertas, siendo la más espectacular la puerta de los Reyes o de San Juan, a la que se accede desde la plaza de Cervantes. Se llama así porque solo se abre para dar paso al Santísimo Sacramento o cuando los reyes de España la visitan. Otros templos destacados son la Iglesia de San Lázaro o la de San Miguel, además de su calle Mayor, reconocible por sus soportales. Para terminar la visita a la ciudad, toca subir hasta uno de sus puntos más altos, donde espera el Cristo del Otero, una enorme figura de unos 20 metros de altura. Desde allí, las vistas de la ciudad y su entorno son una maravilla.
By Alejandro Polanco, CC BY 3.0
Más que románico
Ya que el Camino de Santiago atraviesa parte de la provincia, es lógico pensar que el románico es el estilo protagonista, pero lo cierto es que el arte mudéjar tiene en Tierra de Campos un lugar destacado, gracias a su estilo propio y al valor de algunas de sus obras. Se puede comenzar esta ruta en Paredes de la Nava, donde la Iglesia de San Martín ha sido reconvertida en centro de visitantes. Después, en Becerril de Campos, encontramos la Iglesia de Santa María, que acoge un interesante Museo de Arte Sacro. Otro punto destacado de esta ruta es la localidad de Cisneros.
Mirando a las estrellas
La antigua iglesia románica del siglo XII de Becerril de Campos es hoy un centro cultural tan original como didáctico. Una auténtica ventana al universo con la que poder aprender sobre astronomía mirando las estrellas y hasta ver un meteorito. Un claro ejemplo de que las segundas partes sí son buenas, dado que con este museo tan especial las ruinas de la iglesia recobraron vida.
Un paseo en barco
Aunque parezca mentira, en medio de Castilla y León es posible navegar. El Canal de Castilla fue uno de los grandes proyectos del siglo XVIII, con el que se buscaba crear una red de canales para transportar tanto el cereal como el vino o la lana y ayudar al desarrollo de la zona. Aquel sueño no se completó, pero hoy en día nos queda una parte que aún es navegable. Frómista es uno de los puntos de los que parten muchas excursiones en barco. Pero, antes, hay que visitar una de las maravillas de este pequeño pueblo: la Iglesia de San Martín de Tours, una joya del románico.
¡Esperamos que te animes a visitar Palencia!
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