¿A veces te sientes incapaz de decir que ‘no’ a cosas que no te apetecen o te cuesta reivindicar tus derechos u opiniones cuando los demás no están de acuerdo contigo? Poner límites y hacerte valer empieza por aprender a decir ‘no’ sin sentirte culpable, por eso es importante entrenar tu asertividad para ser capaz de hacerlo de forma positiva para ti y para los demás.
La asertividad es la capacidad que tenemos todos nosotros de defender nuestros derechos y opiniones, respetando siempre los de los demás, de un modo no agresivo, aunque la situación nos sea desfavorable. Gracias a esta capacidad, podrás decir que no cuando internamente no quieres hacer algo, sin temor al qué dirán o a que te juzguen. Ser asertivo no significa que debes poner tus intereses por encima de los intereses de los demás, sino buscar un equilibrio entre tus derechos, intereses o deseos y los de los demás, sin lastimar ni perjudicar a nadie. Y es que tan malo es decir siempre que no –porque te convierte en una persona egoísta– como decir siempre que sí –lo que hará de ti una persona sumisa y sin voz–. Como bien afirma el famoso psicólogo italoargentino Walter Riso: “Ni sumisión, ni agresividad; el equilibrio es la asertividad”.
¿Por qué es importante?
Ser asertivo es importante, sobre todo, en dos planos: personal y social. En el plano personal, te ayudará a ser una persona más segura de ti misma y de tus opiniones, aumentará tu confianza, te hará más coherente con tus pensamientos y tu modo de actuar y favorecerá las emociones positivas hacia ti. Todo lo contrario ocurre cuando no se es asertivo, pues, por ejemplo, no saber decir que no puede producirte ansiedad, estrés o frustración. Socialmente, las personas asertivas tienen mejores relaciones, pues saben resolver mejor los conflictos y se relacionan con los demás de igual a igual, sin esperar su aprobación y sin sentirse inferiores ni superiores a ellos. Las relaciones son, por tanto, más sinceras y sanas.
Personas asertivas frente a personas no asertivas
La asertividad no es una cualidad innata y, por tanto, se puede trabajar y mejorar. Las personas poco asertivas, a menudo, tienen una actitud pasiva, son inseguras, con baja autoestima y respetan más a los demás que a sí mismos, pues anteponen el bienestar de los demás al suyo, por no ser capaces de decir que no, ni expresar sus verdaderas opiniones por temor al qué dirán. Esto les produce malestar y frustración. Las personas asertivas, en cambio, son capaces de expresar sus sentimientos de forma amable, pero segura, y sin esperar la aprobación de los demás. Se defienden sin agredir y hacen valer sus opiniones y sus derechos. Su autoestima es buena, no se creen ni inferiores ni superiores a los demás y, por ello, sus relaciones y sus emociones son más sanas.
¡Esperamos que estos consejos para aprender a decir ‘no’ te sirvan de ayuda! Si te ha gustado este artículo, también te puede interesar este sobre 7 aprendizajes que te harán más feliz.