Cada verano surge el mismo debate sobre la duración del parón escolar y los expertos siguen sin ponerse de acuerdo. ¿Deben distribuirse a lo largo del año? ¿Afectan a la conciliación familiar?
Los expertos no terminan de ponerse de acuerdo sobre la duración idónea de las vacaciones escolares. Ni siquiera la ciencia: algunos estudios encuentran una ligera desventaja ante un parón tan largo, y otros no hallan diferencias entre descansos de ocho semanas y de once.
Lo que sí está claro, es que los niños necesitan para su correcto desarrollo desconectar del colegio: hacer actividades distintas, dormir un poco más y visitar otros lugares estimula su cerebro.
Problemas de conciliación
Pero tras el clásico debate sobre la duración de las vacaciones estivales, se esconde otro asunto muy importante: el de la conciliación, por encima de motivos pedagógicos. Esa es la opinión también de José Luis Casero, presidente de ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (horariosenespana.com), que lucha por lograr la conciliación de la vida personal y profesional. Según este padre de familia “no hay exceso de vacaciones, sino que están distribuidas de forma caótica a lo largo del año, incluso con días sueltos, difíciles de conciliar en la familia”.
Piensa que “los centros deberían proporcionar actividades gratuitas (no lectivas) para que los niños asistan cuando sus padres no tienen vacaciones, también en junio, porque ahora la única alternativa son los campamentos privados y no todos podemos pagarlos”.
“En algunos países europeos, como Alemania, las vacaciones de verano son más cortas y se compensan con otros descansos a lo largo del curso. Están consensuados con los padres, para que así puedan cogerse las vacaciones acordes a sus hijos y organizarse mejor. Esa sería una buena solución también en España, porque ¿quién puede faltar al trabajo los tres meses de verano?”